Afrodita era la antigua diosa griega del amor, la belleza, el deseo y todos los aspectos de la sexualidad. Podía provocar tanto a dioses como a hombres mortales para que realizaran actos ilícitos con su belleza y les susurraba cosas dulces al oído.
Afrodita nació cerca de Chipre, de los genitales mutilados del dios del cielo Urano. Afrodita tuvo una influencia mucho más amplia que la que tradicionalmente se le ha dado, de una simple diosa del amor.
Adorada por hombres, mujeres y funcionarios de la ciudad-estado, Afrodita también tuvo un papel importante en el comercio, el campo de batalla y en la política de las ciudades de la Antigua Grecia. Además, Afrodita fue honrada como protectora de aquellos que navegaban el océano y, lo que resulta menos sorprendente, de las cortesanas y prostitutas. La diosa Romana equivalente fue Venus.