Inspirado en la Obra Las Tres Gracias de Pedro Pablo Rubens.
Las tres diosas se abrazan entre sí formando un círculo, como lo hacen en algunas esculturas antiguas y en cuadros renacentistas. La posición de los pies sugiere que las mujeres bailan suavemente.
De la cornucopia y de la rama de un árbol cuelga una guirnalda de rosas blancas y rojas en plena floración. Replican el esplendor de las Gracias, del mismo modo que las formas de la fuente replican sus cuerpos.
En la mayoría de las fuentes mitológicas se afirma que las Gracias eran hijas de Zeus y Hera, y que se llamaban Aglaya, Eufrósine y Talía, o «Belleza», «Júbilo» y «Abundancia». Las Gracias también se asociaron con la generosidad y la gratitud. Aristóteles afirma en su Ética nicomáquea que las buenas acciones deben ser retribuidas en especie: «Es por ello por lo que los hombres conceden un lugar destacado al santuario de las Gracias, para que haya retribución, porque esto es propio de la gratitud».
Sabemos que siglos antes se emplazaron estatuas de las Gracias cerca de algunos manantiales en agradecimiento a la naturaleza. Probablemente hay un reflejo de esta práctica en la actualidad tanto en el idioma español como en el italiano, donde las palabras gracias y grazie se utilizan para expresar gratitud por algo recibido.